domingo, 21 de diciembre de 2008

Rafael Alberti (1902-1999)




VIDA:
Poeta y dramaturgo español, considerado como uno de los grandes poetas del panorama literario español, ganador del Premio Nacional de Literatura en 1925 y del Premio Cervantes en 1983. Durante la guerra civil militó activamente en la política y dirigió varias revistas de orientación comunista. Vivió en el exilio hasta el año de 1977.

CARACTERÍSTICAS:
- Variedad (temas, tonos y estilos: poesía pura, tradicional, humor, juego, angustia, política) y virtuosismo.

- Y es que la gracia de su arte y el enigma de su creatividad hacen de él un poeta del pueblo, un creador que concibió la poesía como un instrumento dialógico, capaz de conmover y también de empujar a la acción.

OBRAS:
Marinero en tierra; Yo era un tonto y lo que he visto me ha hecho dos tontos; Cal y canto;
Sobre los Ángeles, y Sermones y Moradas.


Yo, marinero, en la ribera mía,

posada sobre un cano y dulce río

que da su brazo a un mar de Andalucía,


sueño ser almirante de navío,

para partir el lomo de los mares

al sol ardiente y a la luna fría.


¡Oh los yelos del sur! ¡Oh las polares

islas del norte! ¡Blanca primavera,

desnuda y yerta sobre los glaciares,


cuerpo de roca y alma de vidriera!

¡Oh estío tropical, rojo, abrasado,

bajo el plumero azul de la palmera!


Mi sueño, por el mar condecorado,

va sobre su bajel, firme, seguro,

de una verde sirena enamorado,


concha del agua allá en su seno oscuro.

¡Arrójame a las ondas, marinero:

-Sirenita del mar, yo te conjuro!


Sal de tu gruta, que adorarte quiero,

sal de tu gruta, virgen sembradora,

a sembrarme en el pecho tu lucero.


Ya está flotando el cuerpo de la aurora

en la bandeja azul del océano

y la cara del cielo se colora


de carmín. deja el vidrio de tu mano

disuelto en la alba urna de mi frente,

alga de nácar, cantadora en vano


bajo el vergel azul de la corriente.

¡Gélidos desposorios submarinos,

con el ángel barquero del relente


y la luna del agua por padrinos!

El mar, la tierra, el aire, mi sirena,

surcaré atado a las cabellos finos


y verdes de tu álgida melena.

Mis gallardetes blancos enarbola,

¡Oh marinero!, ante la aurora llena


¿ y ruede por el mar tu caracola!

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